viernes, 14 de septiembre de 2012

Una reflexión para el catequista


La misión del catequista es enamorar de Dios al catecúmeno, como cuando te invitan a conocer a un novio(a) en una cita a ciegas, te platican de lo bello(a) que es, lo que le gusta y lo que no le gusta, cosas bellas de esa persona.

Su trabajo es presentar al amor con amor, no como un requisito que hay que cumplir. 

Para que el enamorado no se decepcione de su Señor ni de su catequista, éste debe tener en cuenta que es un servicio el que presta en el que no es él quien da sino quien recibe, como cuando se riegan las flores y despiden una leve fragancia de la cual es el primero en disfrutarla, así debe gozar darse para recibir.

Primeras comunidades cristianas: Padre Mitch Pacwa y Padre Pablo Straub 

No hay comentarios.: